En el año 2003 recibí un encargo del Ayuntamiento de Gatzaga (Salinas de Léniz) para poner música a un Diaporama turístico sobre dicho municipio y su reconocido Museo de la Sal. De aquella música nació otra obra “Hacia la sal”, y surge en mí, la necesidad de culminar la relación con esa fuente de agua salada. La explotación de la sal-en su momento de un grandísimo valor- no se hacía mediante la evaporación solar, sino por el calentamiento del agua a través de un fuego de leña. El papel de las mujeres era primordial en este proceso de elaboración del llamado “oro blanco”: en la recolección y transporte de la leña, cuidando las dorlas y recogiendo la sal. La sucesión -ininterrumpida y vivaz- de imágenes refleja las técnicas empleadas a lo largo de la historia. El proceso y movimiento del agua para movilizar la rueda con su mecanismo repetitivo y constante, la imagen poética del fuego y el agua, se combinan proporcionando los materiales musicales que he utilizado, así como el formato y estructura resultante de GATZ urre zuria (Beatriz)

(de NOTAS AL PROGRAMA )“Para terminar, el segundo estreno de nuestro concierto. Nacida en Mondragón/ Arrasate  Beatriz Arzamendi se tituló en el Conservatorio Superior de Madrid y en los últimos años se ha convertido en una voz indispensable entre los compositores de su generación, con un catálogo excelente, por factura musical y belleza de resultados. Para este concierto de Musikene, Arzamendi ha tenido la gentileza no de proponernos una composición preexistente sino de elaborar una nueva obra, con el orgánico de este concierto. La gratitud de Musikene y mía propia, por ello, amiga Beatriz. Por cierto, que la autora dedica este trabajo a su paisano, el sacerdote Justo Segura Errasti, ya de avanzada edad, misionero durante décadas en Japón. GATZ, urre zuria [Sal, oro blanco] es el resultado de una visita de la compositora a las Salinas y Museo de la Sal de Léniz (en el bellísimo extremo sur de Guipúzcoa). Si en un primer momento compuso la obra orquestal Hacia la sal (2007), su «necesidad de culminar mi relación con esa fuente de agua salada», según expresión de la autora, le llevó a componer esta segunda obra sobre este mismo destello de inspiración. GATZ, urre zuria —para percusión y orquesta de cuerda (bien en formación íntima como en este caso, bien en dotación orquestal)— no huye de cierto «mecanicismo» obsesivo que evoca la maquinaria centenaria de la Salina: enormes ruedas, agua, fuego, leña… No hay música descriptiva en estos pentagramas, sino emoción del espíritu ante aquel rito centenario. Larga vida a esta partitura, compleja de ejecución, sí, pero brillante y honda” (José Luis Temes, director.)