Arantzazu

A mis dos abuelas oñatiarras, Benita Emparanza y Vicenta Olalde Nire bi amona oñatiarrei zuzenduta.
«El arte está en la Naturaleza pero hay que arrancárselo» (Albert Durero).

Para grupo de cámara

Plantilla: fl/cl/vn/vc/pf

Estreno: Auditori Institut Valencià d’Art Modern, Valencia (4 de noviembre de 2016)

Intérpretes: PluralEnsemble  Fabián Panisello, director

Encargo del INAEM y PluralEnsemble

Duración: 16’30’’

I. Introducción: Telón, niebla (Fl/Cl/Vl/Vc/Pno)

II. Las afiladas púas del espino. Saénz de Oiza y Laorga (Pic.-Fl/Cl-Cl.-ClB/Vl/Vc/Pno)

III. El friso de los catorce apóstoles y la Piedad. Jorge Oteiza (Pic./Cl/Vl/Vc/Pno)

IV. Las puertas del infierno. Eduardo Chillida (Fl/Cl/Vl/Vc/)

V. Retablo y vidrieras. Luz, color y madera. Lucio Muñoz y Álvarez de Eulate (Vc/Pno)

VI. La cripta. Néstor Basterretxea (Fl/Cl/Vl/Vc/Pno)

VII. Nido de sueños: Telón (Fl/Cl/Vl/Vc/Pno

 

Se trata de siete aproximaciones a los artistas que hicieron posible la Basílica de Aránzazu, considerada como ejemplo de arte de vanguardia y modernidad . Un proyecto, obra de artistas todos ellos jóvenes y casi desconocidos en aquél momento para el gran público. No hubo un propósito estético común ni hubo compromiso, cada artista fue contratado por su obra y llevando hasta el extremo la argumentación: ”el propósito de llevar el arte nuevo a las gentes”. Todo habla de unidad y armonía. El paisaje, con sus valles y montes cubiertos de verde hierba o desnudos dejando ver sus rocas. En medio de todo ello emerge la basílica, como saliendo de las entrañas del suelo: arquitectura, escultura y pintura . Nos hace vivir la dura realidad del mundo y nos transporta a otra realidad: la eterna.

I. Introducción: Telón, niebla Nos encontramos sumergidos en un agreste paisaje, que se asoma al borde de un amenazante barranco. Altos macizos rocosos, de piedra caliza, con pendientes verticales y desfiladeros profundos; amplia vegetación que trepa por montes y rocas compuesta por hayas, alerces, robles, tilos y abedules…En este escenario se abre el Telón.

II. Las afiladas púas del espino. Saénz de Oiza y Laorga A ellos se debe el edificio, con una metafórica utilización de ciertos elementos como los sillares en punta de diamante que se refieren a los espinos en los que fue hallada la imagen venerada de la Virgen . La propuesta es de un gran equilibrio y pureza formal, de una enorme sobriedad que conecta con el entorno y con el espíritu colectivo.

III. El friso de los catorce apóstoles y la Piedad. Jorge Oteiza Ambos grupos están realizados en piedra gris. Las formas vaciadas de los cuerpos de los apóstoles responden a la personalísima interpretación que desarrollaría Oteiza mas adelante convirtiéndose en el mas influyente de los artistas vascos. Hay una cita musical a las campanas que se escuchan en el exterior.

IV. Las puertas del infierno. Eduardo Chillida Cuatro grandes puertas situadas casi en las entrañas de la tierra. Ritmos verticales y horizontales. Crean un espacio de geometrías estables y puras……Decoradas con superposiciones de polígonos y círculos que evocan un cosmos. Quedan bajo el nivel de la calzada, de ahí su título.

V. Retablo y vidrieras. Luz, color y madera. Lucio Muñoz y Álvarez de Eulate Ambiente de penumbra , recogimiento. Unas elevadas vidrieras de motivos geométricos . Composiciones abstractas con ciertas formas que recuerdan el espino de la aparición y trozos del paisaje montañoso. Luz misteriosa , verde y azulada. El retablo, en madera le permite adentrarse en una particular poética de lo real. Verdad eterna, inmortalidad y fidelidad. Lucio Muñoz: “Cuando el alma del artista vive, no necesita de teorías ni de la cabeza. Ella misma sabe expresar cosas que para el artista son poco claras en ese momento. Acudamos a contemplar el retablo con el alma, con esa parte del ser humano que no responde a la razón, abierta y sedienta de algo inexplicable, y con la razón enmudecida….”

VI. La cripta. Néstor Basterretxea. Una potente llamada a la conciencia. Humanizar lo que es puramente metafísica. Trazos bien marcados, dinámico y con una gran fuerza expresiva.

VII. Nido de sueños: Telón El exterior otra vez, los colores con sus mil y un matices de este bosque misterioso, retornando hacia los grises. Un canto que embelesa en medio de la soledad y el viento. Y otra vez la presencia de la naturaleza violenta. Paz para el espirítu. Telón

Partitura